martes, 28 de enero de 2014

Cuatro-chincue-chéi (Música para llevar)

Sucedió hace unos años, muy de mañana, durante una de esas farragosas gestiones que te recuerdan que tu rutina diaria no es tan mala; que puede empeorar con las colas y los trámites burocráticos. Me encontraba yo en séptimo u octavo lugar de una fila esperando a que abriera la oficina de los DNI’s. En poco más de dos minutos ya tenía otras ocho o diez personas detrás, y allí, en uno de los últimos lugares donde te gustaría estar, dormitando en silencio, muy probablemente sin peinar y con un simple café en el estómago, vino a mi mente una melodía: “Chero tré, chero tré, cuatro chincue chei… Na-na-narana-na-na-ná…”.

 

Es lo que tiene la mente, que no tiene puertas, y la encargada de vigilar el acceso, la consciencia, a veces se relaja. Y es lo que tienen también las melodías pegadizas, que basta que las hayas oído de pasada y sin darte cuenta para que se agarren a la masa gris y la asalten cuando menos te lo esperas. De pronto la consciencia retornó a la cola de los DNI’s, la música se detuvo y recuperé el (triste) sentido de la realidad: miré alrededor y vi caras de sueño, de aburrimiento, de desesperación. Entonces me imaginé que alguien tuviera el poder de escuchar los pensamientos de la gente, como en el inicio de aquel capítulo de Friends, y fui haciendo un barrido mental por la fila. Me imaginé voces diversas verbalizando pensamientos que casaran con sus rostros, del tipo “Dios qué sueño tengo”, “No sé si he apagado el calentador cuando he salido de casa”, “cuando acabe con esta mierda tengo que pasar por el Mercadona”… Y al llegar a mi cabeza, sonaría con fuerza la voz de la Carrá y su “Chero tré, chero tré, cuatro chincuechéi… Na-na-narana-na-na-ná…”. Empecé a descojonarme yo solo, y de ese modo saqué de su ensimismamiento a varios compañeros de viaje. ¿Cómo se descojona este tío a las 8 de la mañana en la fila para renovar el DNI?

Me gusta la música y creo que si hubiera empleado tiempo e interés, quizá hubiera aprendido a tocar algún instrumento (algo sencillico, nada de violines ni pianos). Siempre tengo una canción en la cabeza, siempre voy silbando o cantando algo (debo ser bastante molesto, lo sé), y siempre abro el oído ante la música de las cosas, y ante las melodías que me recuerdan a otras melodías, y ante las situaciones que me evocan ciertas melodías. Pondré algunos ejemplos de todo ello, en plan popurrí:

-Hace tiempo tuve una impresora que cuando se preparaba para imprimir, emitía un sonido que era clavado a aquella otra canción de Rafaella Carrá (de nuevo la Carrá, qué grande), la de “Para hacer bien el amor hay que venir al Sur”. De hecho, el sonido de pre-impresión era justo el de las notas de esa frase, una por una, y al llegar “al Sur” se ponía a imprimir. Y claro, cada vez que yo tenía que imprimir algo, ya se me quedaba la canción en la mente todo el día.


-Hace tres años, estando en París, cogimos el RER para ir a Eurodisney. Y resulta que las puertas de ese metro-tren, al cerrarse, emiten un aviso sonoro con cuatro notas de la canción “Tu m’as promis” (creo que la canción se llama realmente “Tu es foutu”). Es una canción francesa, así que cuadra en un metro parisino, y el pitido tiene la misma sonoridad del organillo o acordeón con el que suena en el “Tu m’as promis”: en concreto son esas cuatro notas que se oyen justo antes del estribillo, en tono descendente. Y claro, cada vez que se cerraban las puertas del RER, allá que me ponía yo a cantar el estribillo ante la mirada incrédula de mi mujer, mis hijas y algún francés próximo.


 -La melodía de los clásicos despertadores Casio se corresponde con las cuatro notas del estribillo de “Staying alive”, de los Bee Gees. Tiene sentido, porque el despertador quiere mantenernos con vida devolviéndonos a la vida consciente de los despiertos. Se trata sólo de esas dos palabras y sus cuatro notas, “Staying alive”, que los Bee Gees dicen dos veces cada vez en su estribillo, pero que el despertador repite una y otra vez en un bucle sin fin. Y claro, a veces, cuando suena mi despertador, allá que me levanto yo cantando la cancioncica…


-Aunque por las mañanas se me va pronto el “Staying alive”, porque tengo otra canción para despertar al resto de la familia: “Morning’s here, the morning’s here, sunshine is here, the sky is clear…” (Procede de un capítulo de Friends).

 

-No sé si recordáis la musiquilla que sonaba hace años cuando apagabas Windows, esas cuatro notas… Defiendo la idea de que se trata de un plagio, casual o no, de un fragmento de “Under pressure”, la famosa canción de Queen y David Bowie. Se trata de ese tonillo que suena con piano justo antes de los chasquidos de dedos, al final del tema musical. Y claro, cada vez que apagaba Windows y me había dejado el altavoz con volumen, oía la cancioncica y me ponía a cantar “Under pressure… Under presure…” Ná-na-na-ná… Enorme canción.



-Al poco tiempo de que el cantante argentino Coti popularizara en España su “Nada fue un error”, me di cuenta de que cada vez que la escuchaba, en un determinado punto, me venía a la mente la sintonía de los dibujos de David el Gnomo. Y sí, yo creo que hay una parte que se parece bastante y que ejerce de conexión entre esas dos canciones. El Gnomo que era buena gente pero un poco flipado (decía que es siete veces más fuerte que tú, y no te conoce de nada), resulta que tampoco cometía errores.

 
 

-Trabajé en el Museo Arqueológico durante unos años. Cuando hacía rondas por las salas para vigilar, cada vez que pasaba por la recreación de una cueva con pinturas rupestres, en un momento concreto del tétrico sonido ambiental que amenizaba dicha sala, me venía a la mente la canción de Rod Steward “Do you think I’m sexy”. Esto parece cogido con pinzas, lo sé, pero es que el sonido pisaba el mismo camino que la musiquilla que se repite en la canción, y que casi hace de estribillo instrumental. Y claro, cada vez que salía de esa sala, lo hacía tarareando a Steward.


-Cada vez que acabo la jornada laboral y conecto la alarma de mi trabajo, mientras comienzan a sonar esos pitidos estresantes que te avisan de que tienes que perder el culo ya mismo antes de que la alarma explote, Rafaella Carrá vuelva a asaltarme la mente con su “Explota explota m’expló, explota explota mi corazón…”. No lo puedo evitar. La canto a pulmón vivo.


-En situaciones positivamente emotivas y sentimentales, como dar un regalo a alguien por su cumple, o darle un abrazo o dos besos, o dar las gracias por algo, me viene a la mente y a la boca la parte central de la sintonía de “Love Story”:



 -En momentos en los que alguien está enfadado o da muchas órdenes, me viene a la mente la melodía militar de corneta tan famosa, que suena cuando hay que marchar rápido y hacer muchas cosas… En plan recluta patoso. No recuerdo el título y no la puedo compartir. Pero me gusta tararearla para rebajar mi propio nivel de tensión.

-En momentos solemnes, me viene a la mente y a la boca la canción de “Pompa y circunstancia”:

 

-En momentos de suspense o de enfrentamiento, me viene a la mente una canción que creo que no está escrita y por eso no puedo compartir, pero que podría asemejarse a la de Tiburón mezclada con Drácula. Y si me apetece, la versiono en plan oriental, lo que yo llamo “terror japonés”.

-Cuando tenemos que salir de casa todos a la vez, mi mujer, mis hijas y yo, y hay que cargar bolsas, y trastos, y juguetes, y poner abrigos y zapatos y demás, me viene a la mente y a la boca la famosa canción del circo, esa de los malabaristas. Y la canto. Creo que es un tema clásico pero no recuerdo el nombre ni el autor. Imagino que lo sabréis.

-Hay otras canciones que me asaltan de vez en cuando... Por ejemplo, a veces, a la hora de comer, me viene el "Cocinero, cocinero, enciende bien la candeeeelaaa...", creo que es de Manolo Escobar. También suelo tararear "Bailemos el bimbó" de Georgie Dann, canción con connotaciones homosexuales, creo, aunque no sé la razón... Me parece que es porque sale en una película, no recuerdo cuál, en un momento en el que se ve un bar de ambiente gay y están allí todos bailando. Luego, también suelo silbar una versión muy personal del himno de España, recreado con el ritmo y tempo de la canción de Barrio Sésamo, en plan pachanguero y lúdico-festivo. Me encanta mi versión del himno, creo que de grabarse con instrumentos y tal, uniría mucho a la nación española y reflejaría con bastante fidelidad eso que llaman "Marca España". Y a veces también silbo el himno de Riego o las canciones de los dibujos animados como Doraemon o Bob Esponja...

Ya veis qué musical puede ser la vida… A veces, quizá demasiado, jejeje…

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Crisis de valores y de sistema.