martes, 3 de abril de 2012

Viajando hacia la integración


El turismo homosexual abre nuevas oportunidades
de negocio para el sector
e intenta derribar barreras



La frase “los tiempos están cambiando” dibuja un escenario negativo para algunas personas, pero para otras supone la normalización de su existencia a nivel personal y social. Hace muy pocos años la homosexualidad era considerada una desviación y una enfermedad, y los homosexuales permanecían encerrados en su silencio. Hoy aprovechan su tiempo de ocio, viajan en pareja o en grupo y demandan un tipo de oferta que se amolde a sus intereses. El sector turístico, siempre atento a todas las oportunidades de negocio, ya ha clasificado el fenómeno como “turismo gay” y hasta se han hecho los primeros estudios sobre su impacto económico. A ellos se refirió el consejero Pedro Alberto Cruz en la Feria Internacional del Turismo, al afirmar que ese tipo de turismo “aporta un diez por ciento del volumen de negocio del sector turístico internacional y constituye uno de los sectores emergentes y más innovadores, por el que están apostando numerosas ciudades". El titular de Cultura y Turismo de Murcia, que anunció la intención de su departamento de fomentar el turismo gay en la región, pretende impulsar la organización de actividades como ciclos de cine en la Filmoteca Regional, exposiciones temáticas y rutas con productos específicos. Además, la consejería quiere “encontrar las fórmulas para animar a los establecimientos del sector a aparecer en guías específicas y promocionarse hacia este colectivo”.

Con el fomento del turismo gay ya situado en el horizonte, la pregunta sería: ¿Cuál es la situación de partida en la Región de Murcia? Para Óscar García, presidente del colectivo No Te Prives, “aquí ese tipo de turismo existe a muy poca escala y no se conoce bien”. Por su parte Alipio, trabajador de la agencia de viajes Neverland Tours de Yecla, especializada en turismo gay, reduce su existencia en Murcia al ocio nocturno: “A nivel de locales de ocio, en la ciudad de Murcia hay más ambiente gay que en Alicante o que en Valencia, y está cerca de ciudades como Barcelona o Madrid, pero en cuanto a hoteles no está preparada aún. El alojamiento en Murcia es cien por cien heterosexual, no hay ni gay-friendly ni gay-exclusive, y claro, eso tira mucho para atrás”.

¿Segregación o integración?
El hecho de que haga falta un tipo de alojamiento especializado abre el interrogante: el turismo gay, ¿favorece la integración del colectivo homosexual, o por el contrario ahonda en la separación? Óscar García cree que el fomento del turimo gay “puede significar la normalización y la inclusión, pero se debe incluir una oferta cultural como mínimo; se pueden hacer cosas muy interesantes y romper ciertos tópicos”. Sin embargo, Alipio cree que el interés de los homosexuales cuando viajan es bastante sencillo: “Gays y lesbianas ya no buscan sólo fiesta y ocio, simplemente buscan no sentirse bichos raros, y que si están en la piscina, puedan darse un beso o cogerse de la mano como cualquier persona; que no les miren por encima del hombro”. En ese sentido, la clave para la integración estaría en algo tan elemental como la educación y la tolerancia más que en la segmentación, aunque resulte provechosa desde el punto de vista económico. En esa línea se expresa Rafael Moral, de la Confederación Española Colegas, quien opina que la consejería “no apuesta por una igualdad real sino por exprimirnos para hacer caja”.

El turismo es negocio, pero también puede ser herramienta de desarrollo social. Por ejemplo, en países pobres como Santo Domingo, ¿repercute en beneficio de la población local o sólo en el de las grandes cadenas hoteleras, propietarias de los resorts de lujo? La respuesta está clara, pero siempre hay turistas que atraviesan la barrera, ven la realidad y la transmiten al volver a casa. No todos los cambios son lo que parecen, y otros lo son, pero van más despacio de lo que quisiéramos. Los gays ya tienen un colectivo y hacen turismo, mientras intentan normalizar sus vidas y formar parte de la sociedad.


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Crisis de valores y de sistema.